Como aprender a afrontar los problemas

Estrategias de afrontamiento

Cuando pasas por un momento difícil o la vida te parece especialmente complicada, ¿qué haces para superar las dificultades? Prueba a utilizar algunas de las estrategias de afrontamiento que se indican a continuación. Te ayudarán a controlar y aliviar el estrés.

Escribir tus sentimientos puede ayudarte a descubrir qué te preocupa y cómo puedes mejorar la situación. No te preocupes demasiado por lo que escribes; simplemente escribe lo que se te ocurra. Ten tu diario a mano para poder revisar lo que has escrito.

No sientas que tienes que pasar por lo más difícil. Permítete dejar las situaciones que te hacen sentir estresado o enfadado. Por ejemplo, si estás en una conversación estresante, intenta salir de la habitación un momento y sólo retomar la conversación cuando te sientas tranquilo y preparado.

Si participas en charlas de grupo, puede resultar un poco abrumador, especialmente cuando ya estás estresado. Si esto ocurre, puedes abandonar el chat o establecer algunos límites. Por ejemplo, puedes hacer saber a tus amigos que no vas a consultar tu teléfono durante el resto del día o que sólo vas a mirar los mensajes a una hora determinada cada día.

Habilidades de afrontamiento

El afrontamiento puede definirse como los esfuerzos que hacemos para manejar situaciones que hemos valorado como potencialmente dañinas o estresantes. Los que mejor afrontan la situación son los que tienen una batería de estrategias de afrontamiento y son flexibles a la hora de orientar sus respuestas a una situación. Los que hacen frente a la situación suelen tener una visión positiva y utilizan sus habilidades para buscar el mejor resultado posible. Los afrontadores no son pasivos e indefensos. Ser un copper significa tener habilidades en:Otra forma de mejorar nuestros mecanismos de afrontamiento es mejorar o aumentar nuestra resiliencia. Según la Asociación Americana de Psicología (APA), la resiliencia es el proceso de adaptarse bien ante la adversidad, el trauma, las amenazas u otras fuentes significativas de estrés. Cuidar a un ser querido durante un largo periodo de tiempo o trabajar como cuidador profesional en el exigente entorno actual puede ser una fuente importante de estrés. La resiliencia no es algo con lo que nacemos, pero es algo que todos podemos aprender y desarrollar.Según la APA, una combinación de factores contribuye a la resiliencia, pero el factor más importante es tener relaciones de cuidado y apoyo que generen amor y confianza. Otros factores asociados a la resiliencia son:La APA sugiere 10 estrategias para desarrollar la resiliencia:

Mecanismo de afrontamiento poco saludable

Hay dos formas típicas de afrontar el estrés laboral. Una de ellas es simplemente “abrocharse el cinturón y seguir adelante”, es decir, centrarse en realizar el trabajo estresante. Los trabajadores profesionales suelen tener una “predisposición a la acción” y quieren encontrar una solución rápidamente. La otra táctica común es retirarse, desconectarse temporalmente del trabajo y alejarse del entorno estresante. Por desgracia, ambos enfoques tienen trampas. Seguir trabajando mientras estamos estresados y fatigados puede agotarnos y llevarnos a un peor rendimiento. Y aunque un respiro del trabajo puede ofrecer un alivio temporal, no aborda los problemas subyacentes que causan el estrés en primer lugar.

Las investigaciones sugieren que una tercera opción podría ser más eficaz para ayudarnos a gestionar el estrés y sus efectos: centrarse en el aprendizaje. Esto puede significar adquirir una nueva habilidad, reunir nueva información o buscar retos intelectuales. En dos proyectos de investigación recientes, uno con empleados de diversas industrias y organizaciones, y el otro con médicos residentes, los investigadores encontraron pruebas de que participar en actividades de aprendizaje puede amortiguar los efectos perjudiciales del estrés, como las emociones negativas, el comportamiento poco ético y el agotamiento.

Cómo afrontar la ansiedad

Lazarus y Folkman (1984) concebían el estrés como un proceso interactivo entre la persona y su entorno, en el que la influencia de los acontecimientos estresantes sobre el bienestar físico y psicológico está determinada por el afrontamiento. Desde este enfoque transaccional ampliamente aceptado, el afrontamiento vendría definido por los esfuerzos cognitivos y conductuales empleados en respuesta a las demandas externas o internas que el individuo considera como amenazas a su bienestar.

Aunque la autoeficacia se ha caracterizado comúnmente como una expectativa fuertemente vinculada a una tarea o situación específica, diversos estudios han demostrado la existencia de una creencia más generalizada -es decir, la autoeficacia general- en torno a la competencia percibida frente a una amplia gama de demandas (Scholz et al., 2002; Feldman et al., 2015; Volz et al., 2019).

La literatura revisada reitera la importancia de considerar tanto las estrategias de afrontamiento como las expectativas de autoeficacia en la protección contra el estrés. Sin embargo, lejos de ser recursos independientes, algunos estudios han sugerido que las estrategias de afrontamiento y la autoeficacia están relacionadas. Postulan que las conductas de afrontamiento influirían en las expectativas de control del individuo (Lazarus y Folkman, 1984), de manera que la autoeficacia sería un mediador entre las estrategias de afrontamiento y la respuesta al estrés (Zimmer-Gembeck y Skinner, 2016).

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